martes, 24 de febrero de 2009

Aporte de Jala - Complot a la Gloria



La creación de los grupos y su desarrollo me resultan sumamente curiosos y misteriosos. Para algunos selectos individuos, estas uniones resultan experiencias nefastas cuando son ineludibles. Esto se acentúa aun más cuando los integrantes de dichos grupos son niños, y su influencia crece todavía más, increíblemente, cuando se trata de deportes, mas específicamente de fútbol. Y es acá, en el fútbol, donde la aptitud de cada integrante del grupo define su futuro. Es muy factible que se tome como chivo expiatorio al chico que no tiene grandes dotes futbolísticas (no existe caso en el que el chivo expiatorio sea un hábil jugador), aunque reconozco que para recibir todas las cargadas, bromas y subestimación, no alcanza con ser malo jugando a la pelota. Para ello debe tener un carácter débil, dejarse pisotear… debe ser medio boludo, convengamos.
La suma de estas dos cosas, desarrollo de grupos y fútbol, me lleva a una anécdota que muestra a las claras cuan tirano puede ser un niño, cuan inquebrantable puede ser la condición de chivo expiatorio, el perfecto funcionamiento del contrato tácito de los integrantes del grupo en el complot dictatorial contra el individuo en cuestión y sobre todas las cosas el valor, la influencia del fútbol.

Año 1994. Nueva Escuela Argentina 2000. 4º Grado. Recreo = Fútbol = Penales.
Fisch se encontraba ante la oportunidad de su vida. Había sido apartado por el grado hace mucho tiempo. Recibía burlas, bajadas de pantalones, insultos y se encontraba ante la oportunidad de escaparle al ostracismo, a la soledad. No es detalle menor que rara vez el compañero se encuentra ante este tipo de chances. Por lo general la decisión del grupo de apartar a alguien es inapelable y dura hasta el fin de la cursada… Fisch se encontraba ante la oportunidad de su vida… Había logrado detener 10 penales seguidos, estaba a 1 de igualar el record de Salomone, quien era un pibe honorable, hábil, por ende los 11 penales atajados por él gozaban de la total aprobación del curso. El record no podía tambalear jamás, y menos si era Fisch el que generaba el temblor. Era poco digno. ¿Qué dirían Cuarto “B” y Cuarto “C”? Íbamos a ser la burla de muchos.
Volviendo…Fisch estaba en el arco. Una pared azul con dos columnas del mismo color que hacían de palos y un travesaño imaginario del que nadie dudaba jamás.
García se disponía a patear el onceavo penal. Tenía todas las miradas puestas en su diestra, lo sabía de sobra. No quería ser el que le diera a Fisch la satisfacción, no dudaba del peso de esa mochila.
Acomodó la pelota de papel y cinta de tal manera que al darle de abajo, con el empeine, levantara vuelo. La paró, digamos. Pensó “le doy de abajo, fuerte, cruzado y que sea lo que sea”. Ceremonia protocolar previa al tiro. Manos en la cintura, vista rebotando entre Fisch y la pelota. Silencio. Tensión.

Patea García, potente. Ve que la pelota levanta vuelo y de reojo ve a un Fisch estático bajo los tres palos, clavado en el piso, mirando como la pelota vuela a su derecha, en una pose similar a la que solía tomar Angel David Comizzo cuando era víctima de remates inalcanzables. Ve, muy a su pesar, que la pelota se iba a ir levemente por arriba del travesaño imaginario y decide tomar el toro por las astas. En un rapto de lucidez decide gritar “GOL” antes de que la pelota haga contacto con la pared, sus compañeros esperan a que la pelota rebote arriba del travesaño para seguirlo en el festejo. Gol, golazo, claro! Al ángulo! Justicia! Qué record ni record! Salomone nomás! Los gritos tapaban las quejas estériles de Fisch que bramaba con razón. El pobre Fisch no entendía que el grupo se había manifestado una vez más. Había sentido como nunca el peso del fracaso obligatorio.
El arquero volvió a la fila, García al arco y todo siguió su curso normal. Asumo que Fisch esperó mucho tiempo otra oportunidad que nunca llegaría. No supo que en una situación límite como esa el debería haber elegido un palo y jugarse la cabeza. No supo que no tenía que dejar ninguna duda de aquel penal.

Grupos, divisiones y fútbol, tan real como impiadoso. Fontanarrosa decía en Semblanzas Deportivas: “Que casos y que cosas tiene el deporte, mis amigos”. Cuanta razón tenía.

1 comentario:

  1. Injusticia. Banco al niño dejado de lado, el q rie ultimo rie mejor, joder!.

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