domingo, 1 de marzo de 2009

Máximas de una Mujer en Apuros.


  • Que le abran la puerta del lugar al que va a acceder.
  • Que le den la mano para bajar de un auto.
  • Que le quieran pagar la totalidad del gasto de la salida, de vez en cuando.
  • Que sepan como tratarlas salvajemente suave.
  • Que le digan 'mi amor', en vez de 'putita'.
  • Si hace frío, les cedan su abrigo.
  • Que sus amigas íntimas guarden sus secretos.
  • Que su vida privada no se convierta en pública.
  • Tener las piernas de Dolores Barreiro y la cara de Liz Solari.
  • Si no se puede tener lo anterior citado, que sincera y literalmente les chupe un huevo.
  • Que disfruten de ser.
  • Que las llame Ricardo Piñeyro para hacer una gira por las pasarelas europeas.
  • Que las llame un polista.
  • Que no las llame nadie, cuando sea una noche de lluvia, de helado y películas.
  • Que ser caballero esté por encima de todo.
  • Tener una relación seria.
  • Tener una relación que no las asfixie.
  • No tener una relación para salir de joda cuantas veces quieran.

Si usted piensa que ser mujer es complicado... no sabe cuanta razón tiene.

martes, 24 de febrero de 2009

Aporte de Maru - Mix

Héctor va y viene en círculos alrededor de la celda, mordiéndose el labio inferior de manera nerviosa. Se sienta y se para del catre repetidas veces, con movimientos bruscos. Se encuentra exaltado. Sus ropas se encuentran rasgadas. De repente se precipita hacia las rejas. Quiere gritar mas no puede emitir sonido alguno. Desesperado retrocede. Se abalanza nuevamente hacia las rejas con intención de derribarlas. Algo que brilla en el suelo le llama la atención y se detiene en seco. Se acerca lentamente. Sus ojos brillan de ansiedad. Recostado en el suelo ve un encendedor plateado, un poco más alejado un cigarrillo. Estira su mano derecha lo más q puede, pero no logra alcanzarlo. De pronto se encuentra en su cama, sobresaltado. Gotas de sudor corren por sus mejillas. La falta de nicotina comienza a hacer efecto en su cuerpo. Trata de controlarse, aunque no encuentra la manera de manejar su cuerpo. Entra en estado de total frenesí. Comienza a alucinar. Tiene breves momentos de lucidez, en los cuales intenta concentrarse para no dejarse llevar por la tentación. Pero ninguno de sus intentos es lo suficientemente poderoso como para sacarlo de ese trance en el que entró. En un último grito termina su dolor.



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Quizás la muchacha se quedó dormida esperando a alguien. Dejó la puerta entreabierta para que la puedan encontrar. Duerme esperando algo que nunca va a llegar, por más que lo sepa no pierde las esperanzas. En esa habitación no entra el sol, está rodeada de colores oscuros y opacos. Se encuentra angustiada, se siente sola. El lugar es muy chico, pero a la vez demasiado grande para un mujer sola. Se siente perdida. Es una muchacha con mucho para dar. Siente mucho amor mas el cansancio la venció. Quizás sueña con una vida mejor. Tal vez espera encontrarse con algo o con alguien cuando despierte y que eso sea lo que tanto ha estado esperando. Es probable que sus sueños sean su refugio, aunque sabe que al fin y al cabo los sueños sólo sueños son. Debe soñar para escapar de su realidad, una realidad triste y gris. Está volando, toca el cielo con las manos. Se despierta, le arrancan las nubes de entre los dedos. Vuelve a cerrar los ojos imaginando, se va un poco más lejos. Cada vez que los abre el paisaje es el mismo, el sentimiento es el mismo, su corazón sigue vacío. Su alma continua pesándole tanto que lo único que la alivia es sentarse sobre esa nube tan tibia, tan blanca, tan suya.


Lo que ellas quieren.


Ella quiere unos zapatos de charol, una pollera hasta las rodillas y un sobretodo de paño gris. Quiere conocer los pequeños pueblos del mundo y hablar con su gente. Quiere que haya más justicia y menos hambre, más educación y mejores oportunidades para todos. Ella quiere saber todos los idiómas, hablarlos a la perfección y además saber todas las demás cosas de la vida. Quiere ser sabia como un roble, una superdotada. Quiere ser fuerte como el acero y sensible como un disco compacto. Quiere a su gato, que ya lo tiene y es muy lindo por cierto, quiere un auto y que la gente deje de decir boludeces. Quiere un hombre, una relación que la haga salir de la apatía diaria, que la haga estallar en mil pedazos y no por un balazo, sino más bien, por su forma de ser. Quiere volar, cantar como María Callas y tocar el piano como Martha Argerich. Escribir como Alfonsina Storni, y nadar como Esther Williams. Quiere explorar, experimentar, crear, pintar, fotografiar, hablar con gente que la entienda, y eso no es poco. Ella ama a su equipo de fútbol y lo quiere ver bien, y campeón, como antes, como cuando ella no habia nacido. Sabe que en los bares y sólo despues de varios tragos conocerá la real cara de sus amigos. Sabe lo que está bien y lo que está mal, y sin embargo es humana. Estará dormida, pero nunca más se supo, por ahora, sobre ella. Estará en algún lado del cosmos, o habrá muerto de idealismo, o de idiotez ajena.

Aporte de Jala - Complot a la Gloria



La creación de los grupos y su desarrollo me resultan sumamente curiosos y misteriosos. Para algunos selectos individuos, estas uniones resultan experiencias nefastas cuando son ineludibles. Esto se acentúa aun más cuando los integrantes de dichos grupos son niños, y su influencia crece todavía más, increíblemente, cuando se trata de deportes, mas específicamente de fútbol. Y es acá, en el fútbol, donde la aptitud de cada integrante del grupo define su futuro. Es muy factible que se tome como chivo expiatorio al chico que no tiene grandes dotes futbolísticas (no existe caso en el que el chivo expiatorio sea un hábil jugador), aunque reconozco que para recibir todas las cargadas, bromas y subestimación, no alcanza con ser malo jugando a la pelota. Para ello debe tener un carácter débil, dejarse pisotear… debe ser medio boludo, convengamos.
La suma de estas dos cosas, desarrollo de grupos y fútbol, me lleva a una anécdota que muestra a las claras cuan tirano puede ser un niño, cuan inquebrantable puede ser la condición de chivo expiatorio, el perfecto funcionamiento del contrato tácito de los integrantes del grupo en el complot dictatorial contra el individuo en cuestión y sobre todas las cosas el valor, la influencia del fútbol.

Año 1994. Nueva Escuela Argentina 2000. 4º Grado. Recreo = Fútbol = Penales.
Fisch se encontraba ante la oportunidad de su vida. Había sido apartado por el grado hace mucho tiempo. Recibía burlas, bajadas de pantalones, insultos y se encontraba ante la oportunidad de escaparle al ostracismo, a la soledad. No es detalle menor que rara vez el compañero se encuentra ante este tipo de chances. Por lo general la decisión del grupo de apartar a alguien es inapelable y dura hasta el fin de la cursada… Fisch se encontraba ante la oportunidad de su vida… Había logrado detener 10 penales seguidos, estaba a 1 de igualar el record de Salomone, quien era un pibe honorable, hábil, por ende los 11 penales atajados por él gozaban de la total aprobación del curso. El record no podía tambalear jamás, y menos si era Fisch el que generaba el temblor. Era poco digno. ¿Qué dirían Cuarto “B” y Cuarto “C”? Íbamos a ser la burla de muchos.
Volviendo…Fisch estaba en el arco. Una pared azul con dos columnas del mismo color que hacían de palos y un travesaño imaginario del que nadie dudaba jamás.
García se disponía a patear el onceavo penal. Tenía todas las miradas puestas en su diestra, lo sabía de sobra. No quería ser el que le diera a Fisch la satisfacción, no dudaba del peso de esa mochila.
Acomodó la pelota de papel y cinta de tal manera que al darle de abajo, con el empeine, levantara vuelo. La paró, digamos. Pensó “le doy de abajo, fuerte, cruzado y que sea lo que sea”. Ceremonia protocolar previa al tiro. Manos en la cintura, vista rebotando entre Fisch y la pelota. Silencio. Tensión.

Patea García, potente. Ve que la pelota levanta vuelo y de reojo ve a un Fisch estático bajo los tres palos, clavado en el piso, mirando como la pelota vuela a su derecha, en una pose similar a la que solía tomar Angel David Comizzo cuando era víctima de remates inalcanzables. Ve, muy a su pesar, que la pelota se iba a ir levemente por arriba del travesaño imaginario y decide tomar el toro por las astas. En un rapto de lucidez decide gritar “GOL” antes de que la pelota haga contacto con la pared, sus compañeros esperan a que la pelota rebote arriba del travesaño para seguirlo en el festejo. Gol, golazo, claro! Al ángulo! Justicia! Qué record ni record! Salomone nomás! Los gritos tapaban las quejas estériles de Fisch que bramaba con razón. El pobre Fisch no entendía que el grupo se había manifestado una vez más. Había sentido como nunca el peso del fracaso obligatorio.
El arquero volvió a la fila, García al arco y todo siguió su curso normal. Asumo que Fisch esperó mucho tiempo otra oportunidad que nunca llegaría. No supo que en una situación límite como esa el debería haber elegido un palo y jugarse la cabeza. No supo que no tenía que dejar ninguna duda de aquel penal.

Grupos, divisiones y fútbol, tan real como impiadoso. Fontanarrosa decía en Semblanzas Deportivas: “Que casos y que cosas tiene el deporte, mis amigos”. Cuanta razón tenía.

lunes, 23 de febrero de 2009

Sarasa sarasa


Estoy tan feliz que quiero ser otra cosa. Quiero ser una falta de respeto. Eso mismo: una falta de respeto.

Dejémonos de joder con tanto mito, con tanto renacimiento, con tanto leitmotiv más viejo que Dios. Elijamos nuestras posibilidades y que éstas estén lejos de estar muertos o de ser un grillo, que para el caso es lo mismo.

Seamos, seamos, sé vos, sé otro, sé una falta de respeto. Es la única forma de acercarse o de alejarse –no sé- a uno mismo.

La felicidad que siento en este momento me desborda. Estoy más allá de todo lo conmovible, de lo sensible. Es una tensión en el pecho. Es más que eso, más que todo más que todo más!

Vulgar. Muy vulgar, usando la palabra del mundo, la que no llega a nadie; la palabra que ya no significa; la palabra bruta sin erudición; la palabra prevista que todos esperan menos yo.

Como esperar que nuestro hijo nazca idiota. Eso mismo, que nazca idiota.

viernes, 20 de febrero de 2009

Un viaje al norte.


Recién había llegado al país. No conocía a nadie. Sólo quería un sitio donde dejar mis cosas y descansar un poco.
No contaba con mucho dinero, sólo un par de chirolas que me sobraron del pasaje de ida.
Me acosté sobre la acera y dormité un buen rato. Tenía hambre y frío. El invierno en Praga era mucho mejor que lo que estaba viviendo.
Una ciudad entera me observaba. Se notaba que no era de allí.
Las cosas me eran difíciles, empezando por el idioma.
Un día apareció él, entre nubes, un hombre bien vestido con barba blanca que me indicó amablemente el camino que tenía que seguir para dejar de estar en ese lugar.
Lo seguí, y mi vida cambió estrepitosamente.

Zapatillas



Si supieras que en este momento esas zapatillas quieren salir a caminar, a correr, a darte un beso. Quieren bailar de alegría, de inspiración, de aburrimiento. Yo quiero ser alguien, pero no cualquiera.

Si supieras que no te creo, que no puedo creerte, que te sigo, que me sacudo, me levanto, me acuesto, me cuelgo, me desprendo bruscamente, me contagio, me contamino, te miento. Mal. Mucho. Vos me mentís también y es peor, porque no lo sabés.

La muerte me espera con una sonrisa. Le devuelvo el gesto. No es raro para mí sonreírle a la muerte con su demente célibe muleta, menos en esta noche en que estar muerta me resulta tan natural. ¿Los muertos decimos incoherencias o renace el surrealismo como única forma de expresión?

Algo vive en mí. Algo que viene de un lugar en el que sólo se oyen gritos, se huele la podredumbre, una atmósfera muy densa. Y yo sin saber qué hacer ni qué decir, me contorsiono, me distorsiono y me canso mucho de que todo cueste tanto.

Esas zapatillas quieren aletear, volar y aterrizar en un lugar que huela a caramelos, a sábanas limpias de habitaciones ignoradas hasta hoy.

Desconcentración a causa de gritos de júbilo: ¿de qué se ríe la gente en estos días?

Intento de retomar la virtuosísima empresa. Nueva desconcentración. Causas fisiológicas: sueño, hambre. Causas psicológicas: desilusión post desconcentración.

Las zapatillas se levantan del piso sin dejar de pisarlo. No van a correr ni a volar ni a besar a nadie. Se trasladarán sólo unos metros, vagamente. Van a reposar, no les queda otra. Ven que todo es amarillo; no hay color rosa para las zapatillas hoy. Y todo, todo sucede porque hay una puerta que está cerrada y que las deja del lado del mundo; chocándose con el mundo, reconociéndolo abruptamente. El impacto las hace reflexionar y, si hay algo que todos saben, es que las zapatillas se enferman de reflexionar.